
En un gesto poco habitual dentro del clima de confrontación permanente que atraviesa la política argentina, el presidente Javier Milei se refirió públicamente a la salud de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien permanece internada en el Sanatorio Otamendi tras ser diagnosticada con un cuadro de apendicitis que requirió intervención médica.
Las declaraciones del mandatario se produjeron este domingo por la noche durante una entrevista televisiva concedida a LN+, donde fue consultado por primera vez sobre el estado de salud de la dirigente opositora. En ese marco, Milei optó por dejar en suspenso las diferencias ideológicas que lo enfrentan históricamente con el kirchnerismo y expresó un mensaje de carácter personal.
Un mensaje que descomprime, al menos por un momento
Durante el reportaje, el Presidente fue enfático al trazar una línea divisoria entre la disputa política y las situaciones que involucran la integridad física de las personas. Con un tono inusualmente conciliador, sostuvo que existen límites que no deben cruzarse aun en contextos de alta polarización.
“Como ser humano, nosotros respetamos el derecho a la vida y la propiedad. Puedo tener la peor y más aberrante opinión política, pero no me meto en lo humano. Que tenga una pronta recuperación”, expresó Milei.
El mensaje no pasó desapercibido en el escenario político, habituado a declaraciones cruzadas de extrema dureza entre el oficialismo libertario y la principal figura del peronismo. La mención directa del Presidente a la salud de Cristina Kirchner marcó un paréntesis en una relación atravesada por la confrontación discursiva.
Repercusiones en un clima de máxima polarización
Las palabras del jefe de Estado generaron repercusiones inmediatas en el arco político y en redes sociales, donde fueron leídas como un gesto institucional mínimo en medio de un escenario de fuerte tensión y fragmentación. Sin alterar su posicionamiento ideológico ni su mirada crítica sobre el pasado reciente, Milei eligió en esta ocasión un registro distinto, centrado en la dimensión humana del episodio.
La expresidenta permanece internada bajo seguimiento médico, mientras el país sigue de cerca la evolución de su estado de salud en un contexto político marcado por la confrontación, pero también por gestos que, de forma excepcional, descomprimen el conflicto.






