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Milei estudia una reforma política para prohibir frentes electorales y forzar un reordenamiento opositor

PolíticaRedacciónRedacción

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El presidente Javier Milei evalúa impulsar una reforma profunda del sistema político argentino que incluiría la prohibición de conformar frentes electorales, una medida que alteraría de manera directa la arquitectura tradicional del peronismo y de la oposición en general.

Según fuentes oficiales, el equipo político de la Casa Rosada –encabezado por Karina Milei, presidenta de La Libertad Avanza (LLA)– analiza modificar el Código Electoral, la Ley de Partidos Políticos y la Ley de Financiamiento, con el objetivo de establecer que solo los partidos con personería propia puedan competir en los comicios, sin posibilidad de integrar alianzas.

El peso del sello libertario en todo el país
La decisión responde a un cálculo estrictamente político: LLA logró estructurar un sello partidario con presencia formal en las 24 jurisdicciones, mientras que la oposición exhibe una fragmentación creciente y un proceso de dispersión territorial que se consolidó tras las últimas elecciones.

El oficialismo considera que, en un escenario sin frentes, los partidos opositores quedarían obligados a competir individualmente, lo que podría multiplicar las boletas, dispersar votos y debilitar la capacidad electoral del peronismo, históricamente dependiente de coaliciones amplias para garantizar gobernabilidad.

Tres leyes clave para ejecutar la reforma
Para su instrumentación, el Gobierno debería modificar al menos tres normas centrales:

Ley 23.298 (Partidos Políticos): redefinir reglas de constitución, reconocimiento, caducidad y alianzas.
Ley 19.945 (Código Electoral Nacional) y sus reformas: adaptar la competencia electoral a un esquema exclusivamente partidario.
Ley 26.215 (Financiamiento Partidario): redefinir criterios de aportes y control para un sistema sin coaliciones.
La viabilidad legislativa es incierta en un Congreso sin mayorías, pero el antecedente reciente juega a favor de Milei: con banca minoritaria, el oficialismo logró la Boleta Única y la suspensión de las PASO para un año electoral, reformas que ningún gobierno previo, con mayor volumen parlamentario, había conseguido.

Una jugada para capitalizar la fragmentación
En Balcarce 50 admiten que el objetivo es explícito: profundizar la dispersión opositora y obligar a cada partido a competir con su propio sello. La estrategia se apoya en la tesis de Karina Milei de consolidar a LLA como el núcleo duro del sistema político argentino, aprovechando lo que consideran “la etapa más fragmentada de la oposición en dos décadas”.