
La apertura importadora impulsada por el Gobierno nacional ya dejó una primera consecuencia fuerte en el sector metalúrgico: Essen, la histórica fábrica argentina de ollas y productos de aluminio, despidió a 30 trabajadores en su planta de Venado Tuerto tras incorporar piezas y componentes provenientes de China.
Según confirmó la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), los despidos alcanzaron a 20 empleados efectivos y 10 contratados, lo que representa el 10% de la planta, integrada por 300 personas.
Una empresa emblema golpeada por la apertura
Fundada en 1954, Essen se consolidó como “la fábrica de piezas de aluminio fundido con esmalte vitrocerámico más grande del mundo”, con más de 30 millones de ollas producidas en 45 años, según datos citados por BAE Negocios.
La compañía mantiene una planta de más de 20.000 m² en Venado Tuerto y presencia comercial en Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y México. Incluso, su actual CEO, Wilder Yasci, había destacado meses atrás un crecimiento por encima del promedio del sector.
Sin embargo, el nuevo esquema económico —que favorece la importación en detrimento de la industria local— cambió el panorama: Essen comenzó a reemplazar etapas de producción por componentes importados desde China, lo que redujo la carga laboral y derivó en los despidos.
La paradoja del modelo Milei: más China, menos industria
El caso vuelve a poner en el centro el debate sobre la creciente hegemonía económica de China en Argentina, aun cuando el Gobierno nacional promueve públicamente un alineamiento geopolítico con Estados Unidos.
En agosto, Essen lanzó su robot de cocina “Rein”, un desarrollo millonario que también depende de piezas chinas. Para la UOM, esto marca un cambio de paradigma peligroso: empresarios que dejan de fabricar para convertirse en importadores y ensambladores.
“Con ocho personas hacen lo que antes hacían treinta”
El secretario general de la UOM en Venado Tuerto, Diego Olave, advirtió:
“Hay empresarios que se están volviendo importadores. En sectores donde trabajan 30 personas, si la pieza viene de afuera y acá solo se le hacen detalles y se ensambla, con ocho personas alcanza”.
Según el gremio, la apertura indiscriminada deja expuesto a un sector metalúrgico que ya perdió miles de empleos en otros ciclos económicos con políticas similares.
Preocupación en la planta y promesa incierta
Tras conocerse los despidos, la empresa reunió al personal y aseguró que “no habrá nuevas desvinculaciones”. Sin embargo, los trabajadores permanecen en alerta ante la posible profundización del reemplazo productivo por insumos extranjeros.
Lo que alguna vez fue una “revolución culinaria” argentina hoy parece enfrentar el impacto directo de una coyuntura económica que favorece las importaciones y encarece la producción local.






