Destitución sin precedentes: el jury bonaerense expulsó a Julieta Makintach por “quebrar la imparcialidad judicial”
POLÍTICA / JUDICIALES
El Jurado de Enjuiciamiento de la provincia de Buenos Aires resolvió por unanimidad remover de su cargo a la jueza Julieta Makintach, integrante del Tribunal Oral en lo Criminal N.º 2 de San Isidro, tras concluir que su participación en el documental “Justicia Divina” constituyó una violación grave a los deberes de magistratura y comprometió la neutralidad del proceso por la muerte de Diego Armando Maradona.
La decisión, que marca un hito institucional en el sistema disciplinario bonaerense, deriva de una investigación iniciada a partir de la intervención de Makintach en la producción audiovisual que narraba aspectos sensibles del debate oral que ella misma integraba. El juicio por la muerte del astro argentino había sido declarado nulo por irregularidades vinculadas justamente a esas intervenciones extraprocesales.
Un veredicto que despeja camino penal
Tras la destitución se dispuso, además, la inmediata inhabilitación para ocupar cargos judiciales en el futuro y la cesación del pago de haberes. Así, la exmagistrada queda en condiciones de enfrentar sin fueros el proceso penal que ya estaba en marcha por presunto incumplimiento de deberes, abuso de autoridad y malversación de fondos públicos.
Makintach no asistió a la audiencia final. Sí lo hicieron dos de sus defensores y, entre el público, figuras clave del expediente Maradona: Verónica Ojeda, su esposo y abogado Mario Baudry —denunciante del caso— y el hijo menor del ídolo, Diego Fernando, quien al retirarse reclamó: “Justicia por papá”.
Los fundamentos del jury
La lectura de la resolución estuvo a cargo de Ulises Giménez, secretario del órgano disciplinario, bajo la presidencia de la titular de la Suprema Corte bonaerense, Hilda Kogan. El texto de 115 fojas, difundido a las partes al cierre de la audiencia, sostiene que Makintach “desbordó los límites éticos y funcionales del ejercicio judicial” y mantuvo “conductas incompatibles con la imparcialidad exigida por la función”.
El tribunal disciplinario —conformado por legisladores, abogados y representantes de la Corte— analizó tres puntos: la acreditación de los hechos, la procedencia de la destitución y la asignación de costas. En los tres planos la respuesta fue unánime.
Kogan enfatizó, en su voto, que la participación de la jueza en un proyecto comercial vinculado de manera directa con la causa que debía juzgar “instaló una apariencia de parcialidad que la defensa no pudo desvirtuar”.
El senador Sergio Vargas añadió una reflexión de peso institucional:
“Este caso debe ser un llamado de atención sobre el vínculo entre jueces y exposición mediática. La Justicia-espectáculo erosiona la serenidad que requiere la magistratura”.
Por su parte, el abogado Pablo Grillo Ciocchini sostuvo que la conducta de Makintach “contaminó el proceso con intereses personales”, afectando la garantía de un tribunal imparcial.
Renuncia previa y futuro judicial incierto
Días antes de la sentencia, Makintach había presentado su renuncia ante el gobernador Axel Kicillof, afirmando: “Ya no quiero ser parte de la Justicia”. Sin embargo, esa renuncia quedó sin efecto frente a la continuidad del jury.
Ahora, con la destitución consumada, la causa penal seguirá su curso bajo la órbita de los fiscales José Amallo, Cecilia Chaieb y Carolina Asprella, del Departamento Judicial de San Isidro, quienes deberán determinar si existieron delitos en la conducta de la exjueza.
La caída de Makintach no solo cierra un capítulo institucional, sino que vuelve a poner en debate los límites entre justicia, medios y poder en causas de alto impacto público.





