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Control, fintech y poder fiscal: el nuevo tablero que abre el BCRA

Análisis InfoGo

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La decisión del Banco Central de ordenar el bloqueo operativo a los contribuyentes “no confiables” no es solo una medida técnica: es una señal política de primer orden en la disputa por el control de los flujos digitales de dinero.

Con la Comunicación “A” 8144, el organismo que conduce Santiago Bausili refuerza la alianza estratégica entre el BCRA, la AFIP y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero, consolidando un esquema de fiscalización integrada que busca cerrar los resquicios por donde históricamente se filtró la evasión.

La medida impactará directamente en el ecosistema fintech y en las billeteras digitales, que en los últimos años se convirtieron en un canal creciente para el comercio informal, los monotributistas apócrifos y las operaciones fuera del radar tributario. El nuevo sistema, al exigir bloqueos automáticos y consultas semanales, coloca a los proveedores de servicios de pago en una posición inédita: pasan de ser intermediarios tecnológicos a auxiliares de control fiscal.

En términos políticos, el movimiento puede leerse como una transferencia de poder hacia el Estado fiscal en un contexto donde la trazabilidad digital es la nueva frontera de soberanía económica. Lo que antes se regulaba con inspectores y clausuras, hoy se administra con bases de datos y algoritmos.

La decisión también deja entrever una tensión con el sector financiero privado, que deberá asumir mayores responsabilidades regulatorias y, probablemente, costos reputacionales frente a clientes bloqueados.

En el fondo, el BCRA está dibujando un nuevo mapa del poder económico: quien controla el flujo digital del dinero, controla la economía real.
Y en ese tablero, el Estado vuelve a mover primero.