
El juez desestimó los planteos por uso de audios filtrados y cosa juzgada en la causa por compras irregulares en la ANDIS. La investigación sigue abierta.
Frustración sin filtro del piloto argentino, tras una jornada decepcionante con el Alpine en el GP de Hungría.
Franco Colapinto no ocultó su desazón luego de una jornada para el olvido en el Hungaroring. El joven piloto argentino finalizó muy relegado en las dos sesiones de entrenamientos libres del viernes y lo expresó sin rodeos: “Los otros mejoran y nosotros no”. Su sinceridad expone una preocupación que va más allá del rendimiento puntual: el estancamiento del equipo.
En la primera tanda (FP1) terminó 18°, y cayó aún más en la segunda (FP2), ubicándose 20°. “El auto, en ritmo de carrera, se siente mal. Todo lo que ya es un problema en una vuelta, en ritmo de carrera se potencia y se vuelve mucho más grande”, explicó con evidente molestia.
Lejos de maquillar el mal momento, Colapinto reconoció que el panorama es complicado: “Estamos muy lejos. Es difícil encontrar el equilibrio. Probamos varios caminos, pero nada funcionó como esperábamos”. Aun así, no bajó los brazos: “Vamos a trabajar esta noche para intentar estar mejor mañana”.
El trazado húngaro, uno de los más exigentes y estrechos del calendario, no da margen de error. Y Franco lo sabe: “Acá hay que clasificar bien, porque si no quedás atrapado. No me sentí cómodo, y así es difícil”.
Pese al bajón anímico, el piloto de Pilar mantiene la autocrítica y busca respuestas: “Hay que evaluar todo lo que hicimos hoy. Estamos muy lejos y por ahora cuesta entender por qué. Pero no queda otra que seguir empujando”.
Colapinto alzó la voz, no sólo como piloto, sino como termómetro de un equipo que hoy no da respuestas. Su mensaje fue claro: el tiempo corre, y mientras otros equipos avanzan, Alpine parece estancado.